martes, 25 de diciembre de 2012

Recito en El Tren Vertical



Parece ser que el último recital salió bastante bien, ya que me han invitado a participar en El Tren Vertical, ciclo que tiene lugar el último sábado de cada mes en el Malatesta. Os espero el 29 de diciembre a las 21:00. Un abrazo.

sábado, 22 de diciembre de 2012

El sueño




Los niños no descorren la cortina
roja y arrojadiza de teatro.
Cansados de llamar, porque no duermen
nos esperan tumbados en la cama
de dobleces y rayas verticales
que pican las caras de los niños rojos.

Les permiten tumbarse boca abajo,
tienden la mano al frío que gatea.
Ellos velan en la vigilia helada
que entumece los músculos de otros:
marcan el tempo de los cuervos blancos.

Les dejaron un cazo en el banquete
-una prueba de afecto, cortesía-;
para que no descansen les preguntan.

Contarán sus heridas con el dedo
que escoriaba la piel y los colchones
desplumados ante el sueño aterido,
ateridos ante el sueño sin plumas.


 

domingo, 16 de diciembre de 2012

Tankas (y haikus que no lo son)





El nido blanco
de la procesionaria.
La niña juega.

La madre del enfermo
deshila su vestido.


*****

 

El nido blanco
de la procesionaria.
Juegan los niños.

Aún tendrán en septiembre
heridas en sus manos.


*****


No cae la oruga
de la hoja sacudida
por la tormenta.

Sólo cede la rama
que eligieron los jueces.


*****


La oruga come
lentamente la hoja
donde dormía.

Ha cedido la rama
que eligieron los jueces.



*****


Hoy la ballena
ha sido troceada
por las mujeres.

Esta noche las horas
serán hombres desnudos.

*****


Desgarra el oso
la garganta del hijo
durante el celo.

Cubrirá el evangelio
la violación del padre.







Complace al cielo
que de la noche el grillo
muerda la carne.


*****


Tienta la lengua
solar el aire negro
de madrugada.


*****


Tierra batida.
Sobre los muertos bullen
las cacerolas.


*****


El tiempo autista
aconseja placeres
de media clase.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Recital el sábado 8 en Los Diablos Azules



Como dice el cartel, Rebeca Álvarez Casal del Rey, Nares Montero, Jesús Malia y yo recitamos el sábado 8 en Los Diablos Azules (calle Apodaca 6), a partir de las 20:30. Nos encantaría veros allí. Para ir abriendo el apetito, os dejo un poema de cada uno:


De Rebeca Álvarez Casal del Rey:

BRINDIS

La besó más de mil veces de un tirón y ella le obedeció en todo lo que le podía producir deleite o proporcionarle placer.


(La comadre de Chaucer)




Mi juguetito rosa es un muñón,
no podría entregarse
aunque quisiera. No puede amar
(y no solo de ser de plástico
viene su incompletud).

Pero tú estás vivo. Me ofreces
tus órganos, los que palpitan. Todos.
Nunca ofreces solo un trozo-península de ti.

 
Déjame acariciar la víscera que mueve tu sangre,
vulnerable eres tan hermoso que casi da vértigo.
Ofréceme
corazón y sexo a un tiempo. Dame
a beber tu sangre más blanca.

Entrégate
sin rendirte. Mis dos muñecas
caben en tu mano;
esposada a tu cuerpo me excitan
tu fuerza y tu estatura.


Ofrécete, ven. Entra.
Labios-dientes-paladar-garganta.
En el papel yo doy las órdenes,
pero tuyo es el cetro en este tálamo
(y nuestros goces son tan complementarios
que colman todas las copas de mi cuerpo).

 
 
 
De Nares Montero:
 
Casi contando los sorbos escupo
toda la infancia a las afueras,
libre de mi pecho y gritando:
Chicharras en verano!

Tan sabido va el discurso de leche
que atraganto los dientes a su paso.
Quiero dejar vacía la nevera,
echarlo todo, echarlo en vano, frío
está el calor de mi regazo,
santo como heridas en las manos.




De Jesús Malia:

sabes ya que bramar bien te vale de nada
 
ya me seas enano como un quinto de epsilon
o me seas egregio
como el número e

y me sabes también que tampoco plañir
aunque sean tus lágrimas como grandes teoremas
aquellos mismos si
de Godel o de Cantor
que sabes son asiento de toda nuestra ciencia

no te vale bramar
no te vale plañir
no te vale implorar
que no tienes a quién
pues no eres casi más que un hermoso juguete
divino si me apuras
como el triángulo
en manos de chalados que son
los matemáticos

no te vale gritar pobre hombre de Munch
señorita escarlata
no le vale llorar

pobre hombre de Munch sola Escarlet Ojara
nimio número epsilon
nimio número e




 
 
 
 

domingo, 25 de noviembre de 2012

XI La piel cose las distancias

Este LUNES 26 de NOVIEMBRE, desde las 21:00 hrs VUELVE LA POESÍA con **XI LA PIEL COSE LAS DISTANCIAS** Leeremos:

*ANTONIO SÁNCHEZ-FERNÁNDEZ
*INMA LUNA
*MARÍA SOLÍS MUNUERA
*ROBERTO MENÉNDEZ




Organiza y desorganiza: Bolo García y Bolo García II

"La Noche Boca Arriba" Salitre 30- Lavapiés.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Wendy





Wendy,
pocas palabras te están separando del final.
Recordemos los años felices de tu vida.

La Wendy joven,
costurera de hombres sin entrepierna (véase Ken),
le guarda un parecido a la primera Romy Schneider.
Mamá le dice a Luis:
- Mi hija no hace arte, hace películas.

Wendy le ve peligro a ser de óleo,
se pone colorines de Walt Disney
y él la premia.
Es "La muchacha más bonita del mundo",
una noche en la cama con Watson,
una mano de whist,
turista de Waikiki,
jugadora de Wii.

El espíritu revolucionario de una whig.
(Es comentario irónico).

Wendy-Walt Disney
Walt Disney-Woolite
Woolite-Wojtila
Wojtila-Winchester

Armario de las aguas,
dice el encabezado de la esquela.
             W.C. (*)

Tu esposo que te adora.

 



 
(*) Léase Water Closet


domingo, 28 de octubre de 2012

Pulgarcito

 
 
Fotografía de Alfonso Brezmes
 


Padre,
incapaz
de saciar a sus hijos,
no suplique
cuanto llegue la hora.
¿Dónde ha quedado el preciosismo?
Volvamos a los cuentos infantiles,
lo cruel y su verdad.
 
Los niños se abandonan en el bosque
vaciado
de piedras.
Por la noche,
en la parte interior de la chaqueta,
el bolsillo superior del pijama,
y, si lo tiene,
debajo del sombrero,
cada piedra,
por si su piel más suave, el hijo diminuto
puede
reconocerle y señalar
la vuelta a casa (algún regreso).

La idea también fue de la madre
-en el origen siempre fue la madre-
pero ella puede quedar llorando en casa, lamentar
el abandono cíclico,
necesario,
justo,
pretender la salvación
otorgando a sus hijos un pedazo de pan.
Todo será alimento de los pájaros.

El ave más pequeña,
el ave silenciosa.

El pasto del lirio de los valles.

(Si la figura resulta despiadada,
fallece el narrador
y se disminuye el sustantivo:
que sea una madrastra,
le inventarán refranes populares.
Lo que no deseamos
es una categoría inaceptable
de maldad). 

El bosque
- dijeron cuando el niño perdido fue encontrado-
siempre tiene razón.
No existen los culpables en la madre
Naturaleza.
Y si los niños viven
será debido a su sabiduría.
Y si los niños mueren
será debido a su sabiduría.
  
Padre, no nos deje la tierra en nuestra almohada.
La grava sirve
para construir un jardín seco y oriental
de olas pétreas,
a rastrillo,
como en la casa de la fotografía.

Padre, no tenga miedo.
Mate, por nosotros, al último gigante.

domingo, 14 de octubre de 2012

The Celebration of One Million Safe Man Hours







 
 

¿Sería bueno vivir cerca de un puerto marítimo?

No me refiero                                                    al día blanco y su cortina.
No estoy hablando                                  de la mujer calmada con esponja.
No es                                                                          el marido poroso.

Se trata
del astillero negro,
donde el estibador dormido en las tres sillas
engendra el buque gris.

Él ha cambiado el aire por el peso del agua.
El mar se estira cuando vuelcan su sangre, en el bucle, los ahogados
y el ahorcado se acepta
porque eligió vivir cerca del mar.

  Él
ha encontrado la cuerda que lo separaba del vacío
y juega sin dieces a colgarse.
Si cae a medias, habrá caído del todo.


  Se impulsa hacia la corriente más profunda,

                                                 
                                                       la del verde más sordo, la del hielo

 

    - con un ritmo
                          de pausa
                                         de cuchillo -

 

 

la que comparte espalda con la Tierra.
 











domingo, 7 de octubre de 2012

El gallo (Poema centón)

 





¿Quiénes son esas gentes, que en el puente me aguardan? Son los [lugareños.
Quien tenga una esperanza, ocúltela.
Es bastante fácil hacerlo en una celda,
mas la tortuga no sabe que esto causa admiración.
Sosegada y siempre a punto.

Tu tarea es encender la pipa de tu dueño.

¿Y pues, Her Doktor?
¿Dejarás alguna vez de mirarme?
¿Me darás tiempo de tragar saliva?

Le inspiró miedo la metáfora, el objeto con el que él era comparado,
no uno de los mitos masculinos que creábamos antes
llevando cargamento de clavos y madera.
Bufallo Bill ha muerto.
Levantad, carpinteros, la viga del tejado. Con Ares llega el novio, mucho [más alto que un hombre alto
con aire de Mein Kampf.
Un semental plateado.

¡Enhorabuena! ¿Quién es la novia?
Soy yo.
(Quien me oía, me daba la enhorabuena,
quien me veía, se ponía de mi parte).
Vivo en compañía de avestruces.
Tened paciencia mientras hablo,
cuando termine podréis burlaros.
 
Hablaré de las pequeñas crueldades de la infancia:
todos estos fantasmas estremeciéndose desenfocados.
He leído cada página del viaje de mi madre
por no haberme cerrado las puertas del vientre
y no haber evitado el sufrimiento a mis ojos.
Me agarra con fuerza por la ropa.

Yo te amo, podrida,
deliciosa podredumbre.

No creo en el pecado. Es perder el paso.
Pero primero pecaré por ti
cuando te encuentre.
Un hombre estúpido y alegre,
órfico, delicado
Dioniso del inframundo.

Este es mi sustituto para la pistola y la bala.
Si ya he matado a un hombre, que sean dos.
Si él te roba, te injerto nueva vida.
DEPRISA, POR FAVOR, ES LA HORA.

Quedará lavado y blanco como la nieve,
cruel con sus pollos, como si fueran extraños.
¿Quién le dio al gallo la inteligencia?

Hermana negra,
cómo conozco el algodón y el hilo de esta almohada.
Detengámonos en el portento de la mutilación, su instante
por no haber dicho demasiado no pudiendo más.
Deja de dar golpes. Deja de hacerte sangre.

Y yo que salgo de tu portal cuchillo en mano y pensando en la cena...(Terminada la comida, ella está aburrida y cansada). Es para volverse loca. [Es para llegar puntual al trabajo.

El de la botica me dijo que no habría problemas, pero no he vuelto a ser la misma.

Verdaderamente son brutales esas iglesias de pueblo.


 


Procedencia de los versos


¿Quiénes son esas gentes, que en el puente me aguardan? Son los lugareños.: La reunión de las abejas, Ariel, Sylvia Plath
Quien tenga una esperanza, ocúltela.: Reaparicíón de lo heroíco, El inocente, Jose Ángel Valente
Es bastante fácil hacerlo en una celda:  Señora Lázaro, Ariel, Sylvia Plath
mas la tortuga no sabe que esto causa admiración: Sueño de una vieja tortuga, El gran número,Wyslava Zymborska
Sosegada y siempre a punto: Muy lejos de aquí, Las flores del mal, Charles Baudelaire

 Tu tarea es encender la pipa de tu dueño: A una malabaresa, Las flores del mal, Charles Baudelaire

 ¿Y pues, Her Doktor?: Papaíto, Ariel,  Sylvia Plath
¿Dejarás alguna vez de mirarme?
¿Me darás tiempo de tragar saliva?: Libro de Job, La Biblia

Le inspiró miedo la metáfora, el objeto con el que él era comparado: Prólogos a lo que es posible, La roca, Wallace Stevens
no uno de los mitos masculinos que creábamos antes: Mirando los campos de lado a lado y observando el vuelo de los pájaros, La roca, Wallace Stevens
llevando cargamento de clavos y madera: Tulipanes y chimeneas, E. E. Cummings
Levantad, carpinteros, la vida del tejado. Con Ares llega el novio, mucha más alto que un hombre alto.: Levantad, carpinteros, la viga del tejado, J. D. Salinger
con aire de Mein Kampf: Papaíto, Ariel, Sylvia Plath
Un semental dorado.: Búfalo Bill ha muerto, E. E. Cummings
Bufallo Bill
ha muerto.: Búfalo Bill ha muerto, E. E. Cummings

- ¡Enhorabuena! ¿Quién es la novia?
- Soy yo. : "Con faldas y a lo loco", Billy Wilder
(quien me oía, me daba la enhorabuena,
quien me veía, se ponía de mi parte): Libro Vivo en compañía de avestruces.: Libro de Job, La Biblia
Tened paciencia mientras hablo,
cuando termine podréis burlaros.: Libro de Job, La Biblia

Hablaré de las pequeñas crueldades de la infancia: Aquellos tiempos, Vive o muere, Anne Sexton
Todos estos fantasmas estremeciéndose desenfocados: Serena II, Poemas en inglés, Samuel Beckett
He leído cada página del viaje de mi madre.: La travesía del Atlántico, Vive o muere, Anne Sexton
por no haberme cerrado las puertas del vientre
y no haber evitado el sufrimiento a mis ojos.: Libro de Job, La Biblia
Me agarra con fuerza por la ropa: Libro de Job, La Biblia

Yo te amo, podrida/ deliciosa podredumbre: Medlars and sorb-apples, ¡Pájaros, animales y flores!, D. H. Lawrence

No creo en el pecado. Es perder el paso.: Las palmeras salvajes, William Faulkner
Pero primero pecaré por ti,
cuando te encuentre.: Por fortunas peores, Juan Carlos Suñén
Un hombre estúpido y alegre: Tulipanes y chimeneas, E. E. Cummings

Órfico, delicado/ Dionisio del inframundo: Medlars and Sorb-apples, ¡Pájaros, bestias y flores!, D. H. Lawrence

Este es mi sustituto para la pistola y la bala.: Moby Dick, Herman Melville
Si ya he matado a un hombre, que sean dos: Papaíto, Ariel, Sylvia Plath
Si él te roba, te injerto nueva vida: Soneto XV, Shakespeare
DEPRISA, POR FAVOR, ES LA HORA.: La tierra baldía, T. S. Elliot

Quedará lavado y blanco como la nieve: El hipopótamo, T. S. Elliot
Cruel con sus pollos, como si fueran extraños: Libro de Job, La Biblia
¿Quién le dio al gallo la inteligencia?: Libro de Job, La Biblia

Hermana negra,: Letanías, Samuel Beckett
cómo conozco el algodón y el hilo de esta almohada.: Herida en cuatro tiempos, Claudio Rodríguez
Detengámonos en el portento de la mutilación, su instante: Un divorcio, Autoría, Julieta Valero
por no haber dicho demasiado no pudiendo más.: Letanías, Samuel Beckett

Deja de dar golpes. Deja de hacerte sangre: Un divorcio, Autoría, Julieta Valero

Y yo que salgo de tu portal cuchillo en mano y pensando en la cena... Es para volverse loco. Es para llegar puntual al trabajo: Un divorcio, Autoría, Julieta Valero

(Terminada la comida, ella está aburrida y cansada): La tierra baldía, T. S. Elliot

El de la botica me dijo que no habría problemas, pero no he vuelto a ser la misma.: La tierra baldía, T. S. Elliot

Verdaderamente son brutales esas iglesias de pueblo: Las primeras comuniones, Arthur Rimbaud

domingo, 30 de septiembre de 2012

Estalactita





Gotea la religiosa omnipotencia y tú,
desnudo.
 
Gotea la maldita ubicuidad y tú,
desnudo.
 
Dios tiene una erección
de displicencia.
 
Lanza el alma.
 
Gota
a
 
 
 
 

domingo, 23 de septiembre de 2012

Vayamos, pues, tú y yo


  
Vayamos a cumplir nuestra visita
T. S. Eliot


Lo hemos encontrado:
un zorro del desierto.
Arranquémosle la plata de la boca.

Seamos dignos
como la mortalidad del boxeador.
Nuestro sudor es el giro del puño
para que lleguen nudillos a sus dientes
y nos humedezcamos con los restos.

Salgamos a la caza.
Tenemos la pólvora y el perro,
los trajes y el caballo
y el hambre de vestirnos con sus pieles
y de embellecernos las muñecas.

Arranquémosle la plata de la boca.

Olfateamos entre el polvo y el destello
la guarida anular entre las rocas.
Ante su opacidad, te desternillas
para poder inyectar el antebrazo
porque ha escapado el zorro
y ahora espera.
Y no sé si tenemos una bala.

¡Arranquémosle la plata de la boca!

Podríamos comprarnos
                                        los chillidos de amor del paritorio
                                        y los tipos que mueren en la feria
                                        y el eremita, la sacudida y el silencio
                                        y el código genético del mudo
                                        y la cadencia de los invertebrados
                                        y la cena que sirven en el río.

Podríamos comprarnos una barca para visitar a los murciélagos
en la cueva cerrada en que nos sube al techo la marea
y yo remaré en círculo
y querré saltar al agua
para tocar la boca de los peces.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Recital en el Hogar de Ávila

Este lunes, 17 de septiembre, recito en el Hogar de Ávila (que está en Madrid, no os desorientéis: c/Caballero de Gracia 18), dentro del ciclo de poesía organizado por José Félix Olalla. Me presenta Rebeca Alvarez Casal del Rey.
Tras la lectura, que comienza a las 20h, habrá vino para todos.

martes, 11 de septiembre de 2012

PREMIO LIEBSTER

liebster-blog1

Fernando López Guisado, desde el blog "Buenas noches, Nueva Orleans" (http://buenasnochesnuevaorleans.blogspot.com.es/) y Adolfo Caparrós Gómez de Mercado (http://elrincondeadolfo.wordpress.com/) han tenido la gentileza de conceder a "El doble del dentista" un premio Liebster. Desde aquí se lo agradezco y os encomiendo, oh hermanos, a ambos blogs.

El "liebsterado", si lo desea, debe hacer lo siguiente:

1. Copiar y pegar el premio en el blog enlazándolo con el blogger que se lo ha otorgado.
2. Premiar a sus cinco blogs favoritos con la condición de que tengan menos de 200 seguidores y dejarles un comentario en sus entradas notificándoles que han ganado el premio.
3. Confiar en que continúen la cadena premiando a su vez a sus cinco blogs preferidos.

Así que aquí os dejo mis recomendaciones (son seis porque no he podido decidirme por cinco, va uno de propina):

- "La noche de perfil", de Rebeca Álvarez Casal del Rey:
http://lanochedeperfil.blogspot.com.es/

- "Triste y caliente", de Berta García Faet:
http://tristeycaliente.blogspot.com.es/

Cuando intentéis acceder saldrá un mensaje para preveniros de su contenido. No sé qué ser desalmado e incorpóreo ha podido pedir la censura de ese blog, pero si os atrevéis a descerrajar el cinturón inquisitorial, os encontraréis con una pedazo de poeta.

- "Caracolas onduladas", de Mar Benegas:
http://caracolasonduladas.blogspot.com.es/

- "Bilisario", de Deborah Antón:
http://cuentagotas.wordpress.com/

- "Espacio personal de una escritora", de Loren Fernández:
http://lorenfernandez.blogspot.com.es/

- "La luz homicida", antes conocido como "Hablando en glíglico", de Natalia Ruiz Poveda:
http://nataliaruizpovedavera.blogspot.com.es/

Que los disfrutéis.




sábado, 1 de septiembre de 2012

Níspolas y serbas (Traición de un poema de D. H. Lawrence)






Te amo, podrida,
deliciosa podredumbre.

Amo succionarte de tus pieles
tan tostada y suave y untuosa
tan mórbida, como suelen decir los italianos.

Qué extraño, poderoso, nostálgico sabor
desprende tu caída en las etapas de la putrefacción:
una corriente dentro de una corriente.

Algo con gusto a moscatel de Siracusa
o un vulgar Marsala.

Aunque, pronto, incluso la palabra Marsala sonará preciosista
en el receloso Occidente.

¿Qué es?
¿Qué es, en la uva que se transforma en pasa,
en la níspola, en la serba,
pellejos de morbidez tostada,
excrementos de otoño;
qué es lo que recuerda a dioses blancos?

Dioses desnudos como pulpas de nuez emblanquecidas,
con la fragancia -extraña, medio siniestramente- de la carne,
como si poseyeran el sudor,
y empapadas de misterio.

Serbas, níspolas y coronas muertas.

Yo digo, gloriosas son las experiencias infernales,
órfico, delicado
Dioniso del Inframundo.

Un beso, y un espasmo de adiós, el orgasmo de ruptura de un momento,
y después el húmedo camino a solas, hasta la próxima curva.
Y ahí, un nuevo compañero, una nueva despedida, una nueva escisión,
un nuevo estertor de mayor aislamiento,
una nueva intoxicación de soledad, entre hojas secas, escarchadas.

Bajar los extraños caminos del infierno, cada vez más intensamente solo,
las fibras del corazón separándose una tras otra,
y, sin embargo, el alma que continúa, descalza, en su encarnación más real.

Como una llama cuyo soplo palidece
en una oscuridad cada vez más profunda,
nunca tan exquisita, destilada por la separación.

La esencia destilada del infierno
en los extraordinarios alambiques de níspolas y serbas.
El aroma exquisito de la despedida.
                              Jamque vale!
Orfeo, y los caminos del infierno, sinuosos, cubiertos de hojas, mudos.

Cada alma marchándose con su propio aislamiento,
la más extraña de todas las compañías extrañas,
y la mejor.

Níspolas, serbas
algo más que dulzura
flujos de otoño
succionados de vuestras vesículas vacías
y sorbidos, quizás, con un sorbo de Marsala
así la uva trepadora, caída del cielo, os añade su música,
órfico adiós, y adiós, y adiós
y el ego sum de Dioniso
el sono io de la embriaguez perfecta
intoxicación de soledad final.


 D. H. Lawrence (Medlars and Sorb-Apples, de Birds, Beasts and Flowers!)

domingo, 19 de agosto de 2012

Pavo real





Mamá ha metido espejos en el pavo.
Vomitaría, si estuviera vivo.
Muerto, calla y digiere. Fiel. Lascivo.
No, hija, si cae sangre, yo lo lavo.

El pájaro pasea su gran rabo.
Le gusta mirar lento como un divo.
Mientras cuelgo mi foto en el tiovivo
de reflejos fijados con un clavo

mordisquea la carne que me escuece
en la boca repleta de cereza
que al derramar el vino lo engrandece.

Su mano, entre la almohada y mi cabeza,
cuando duermo despacio se estremece.
No quiere que distinga la belleza.

viernes, 13 de julio de 2012

Memento mori

Sócrates amortiza la calidad de aduana de su polla.
(La polilla).
El estudiante,
boquitas tubulares de las moscas,
es difícil
succionar y pensar.

Sócrates
(la polilla)
diminutivo sueña mojarse las espaldas
y son sus granos de sebo que revientan.

El final de la noche es una copa de vino agusanado.
Llegan el albor y su triunfo: las extremidades sustraídas.
Se ve
desde cada noveno piso de una torre
a punto de caer.

jueves, 21 de junio de 2012

Verano

Ya es verano
porque ha caído un cuerpo en la piscina.
 
Flota bajo el calor de la canícula.

Una mujer actúa.
Hace de minutero, hace comedia.
Se tumba en la toalla que separa
su cuerpo de la tierra
y gira bajo el sol.
Una tercera mano le unta leche,
le unta aceite,
si aún es capaz de enrojecer.

El niño
aún no sabe nadar.
Camina sobre el agua
en el canal donde se reproduce la infección.
Las bacterias le forman un pulmón de socorrista,
neumónico y viril.

domingo, 3 de junio de 2012

Hotel



Robaré los zapatos de todas las puertas del hotel esta noche.

La dirección nunca quiso saber nada, la dirección nunca se hizo responsable: quemaré bajo mi cama los zapatos de todas las puertas del hotel esta noche.

Hoy la madrina y su codiciosa gimnasia de la higiene conocerán el grito de los huéspedes:

El jíbaro monta el mecanismo en la muñeca de siete años de estatura con trenzas reprensibles desde el lomo. Disfrutaba del pubis lento de Janet Leigh, vistió su última falda y dejó de sentir el aire entre las piernas.

Aprieta con su mano el extremo de la bolsa de aceite con el pez de la tienda de mascotas.

El zapatero remata con tierra las costuras de mi hermano: oyó el temblor y me lanzó sus días.

Estoy quemando todos los zapatos en la habitación donde como de pie, busco el rastro de una bomba, construyo fuertes y le lavo el pelo a las muñecas.

La enfermera extiende la colcha amarilla bajo la que duermo con mi madre frente al payaso con el dedo en la boca y los ojos cerrados por un aspa.

La madre y su gimnasia de codiciosa higiene exhiben el glaucoma ante los médicos: el sudor del agua presionada como lo son las formas infantiles y congénitas.

La historia clínica y los síntomas deben ser sugerentes: qué tal diecinueve años de miopía seguidos de cincuenta y cuatro de ceguera tras una inmersión en la piscina y el miedo a las flores para los muertos.

El lector de periódicos, sólo periódicos -es sordo-, habita de noche sin salir del cuarto y se acuesta cuando el suelo se hace más frecuente.

Su boca rellena de versículo termina en el estómago expandible hasta dos veces el tamaño regular de un esqueleto: suficiente celulosa para tener razón y una cerveza.

El pájaro de agua le mastica la carne y vuela peligrosamente sobre el aceite de la sartén; planea entre burbujas de propano y grasa y pellizca con el pico las que se adhieren a la suela.

El lector fija los ojos en el ave y le devuelve el guiso con el puño: demasiada sal, demasiado calor o demasiado tarde.

Para jugar, en el pasillo basta una escalera.

Sólo caza mayor en este hotel.

martes, 22 de mayo de 2012

Palabras prohibidas (o la rima que no pudo escribir Bécquer)

I

Gaviota.
He dicho gaviota en un poema.
Quizás tendré permiso si la muestro
prácticamente inmóvil,
en una orilla oscura,
cubierta de petróleo.
Así tendré la venia para hablar
de un barco naufragado
y será bueno.
Incluso de una isla, si es allí
donde han documentado a la gaviota,
su cambio de registro.

II

Golondrinas.
El caso es complicado.
No les recuerdo
una muerte política.
Podría compararlas a las monjas,
pero una religiosa de papel
ya resultó romántica.
¿Y un pájaro volando con dos trajes?
Uno blanco, uno negro, los dos tonos del luto,
ave en cruz -como todas las aves-
que en verano desciende a la piscina y se alimenta
a muy pequeñas dosis de su cloro
y eso nos complace. 

III


Las pupilas.
La luna.
Las estrellas.
Me atrevo con la luna y las estrellas,
con su luz
(esto es científico)
medio de orientación de las polillas.
(Del ejemplar adulto,
el que vuela y no come
por la metamorfosis de su boca,
atrofiada
tras la fase crisálida, es la larva
la que devora la madera, los cereales, los tejidos).
Luz estelar, lunar,
tan lejana que llega a ambas pupilas
y baten las alas al unísono
y los depredadores se rinden más abajo.

Y cuando la polilla
busca la luz más cerca,
la luz artificial, la luz humana,
únicamente llega a una pupila,
bate un ala,
y la polilla muere
creyendo que huye de la muerte,
de la noche y sus pájaros.
O, según otra teoría, por amor
-he dicho amor-.
Heroína francesa que no arde, se quema
enloquecida,
inapetente,
hambrienta no saciada
por los hilos cosidos a sus labios.






lunes, 7 de mayo de 2012

Cuanto más deprisa voy, más pequeña soy



Es de suponer que, cuando uno se acerca estadísticamente a la muerte, se encuentra cara a cara con una sesión de miedos y preguntas. Más aún si se está tan solo que teme que su cuerpo sea descubierto por el olor. Esto le ocurre a Mathea, en el presente viuda y siempre fóbica social, protagonista de esta fluida pero nada liviana novela.


  • Autora: Kjersti A. Skomsvold
  • Editorial: Lengua de Trapo
  • Páginas: 144
  • Edición: 1
  • Encuadernación: Rustica
  • Dimensiones: 22 x 15 cm
  • Idiomas: Castellano

Una persona a la que me unen vínculos familiares me devolvió una vez con indisimuladas muestras de indignación todos los libros que le había prestado. "¡¿Por qué me dejas libros tan tristes?!", dijo. No pensaba yo que el conjunto mereciera tal adjetivo, para mí no descalificatorio, aunque pudiera achacársele a alguna de las novelas, pero al comprobar la animadversión de mi consanguíneo por tales lecturas, le dejé otras que juzgué alejadas de tal, para él, improperio. Me fueron devueltas con la misma queja y el pariente en cuestión se negó a darme más oportunidades. En su cumpleaños le regalo ropa.

La sorpresa ante la insospechada tristeza de mi biblioteca dejó para mí la reflexión de por qué esta persona era capaz de encontrarla en libros tan radicalmente distintos, entre los cuales había incluso guiones de comedias. Dejando de lado la diferente concepción de tristeza que ambos podíamos tener, me pregunté si era posible, o, lo que es más, conveniente, eliminarla por completo de una obra literaria o artística en general. ¿Existe alguna en la que no haya, pretendidamente o no, una historia, un personaje, una conversación, una palabra, una letra triste?: aparece hasta detrás de un cómico comiéndose un zapato, colgado de un reloj o de un afásico que utiliza una bocina para comunicarse.

Algo similar ocurre en la novela de Kjersti Skomsvold, que comparte con el cine mudo un inquietante y delicioso rasgo: esa comicidad disparatada y traslúcida a través de la cual puede vislumbrarse la amargura.

El material de la historia, expuesto en crudo, es carne de drama, o incluso en manos torpes o perversas, de dramón: una mujer enviuda y se queda completamente sola. No le queda más familia y, como consecuencia de la timidez patológica que le hace entrar en pánico cada vez que atisba aunque solo sea la posibilidad de interrelacionar con otro ser humano, no tiene amigos, ni tan siquiera conocidos. A lo largo de su vida, para no desvelar más de la cuenta, diremos que ha practicado múltiples grados y tipos de soledad, incluidas las modalidades de grupo y de pareja, pues su marido también le ha suministrado sus particulares dosis de recuerdo. Ahora su única compañía, aunque imperfecta, la ha dejado. Teme, más que su propia muerte, el hecho de no quedar en el recuerdo de nadie. Busca respuestas, soluciones, con el excesivo tiempo para pensar de los introvertidos, en un mundo que se revela capacitado para ignorar  las súplicas de una víctima que ha conseguido escapar del lugar donde ha permanecido secuestrada durante años. Supongo que les suena.

Sin embargo, desde el comienzo de la novela sabemos que el propósito de la escritora se aleja de la lágrima fácil: nos habla una voz, la de Mathea, que va a cargar su historia, aunque parezca imposible, de humor, y con ello no quitará importancia a los grandes temas que hilan la novela –la soledad, la muerte y, por lo tanto, la vida-, sino que los tratará de un modo que se han ganado a pulso. Y qué quieren, si vienen provocando. Humor irónico, satírico, burlesco y, sobre todo, humor absurdo de una reina – por egocéntrica y narcisa, no olvidemos que se trata de una tímida – que ha descubierto que ella también tiene que morir.

Humor, en ocasiones, intencionado -no en vano la protagonista pretende ser recordada como la mujer más graciosa del mundo- pero las más de las veces involuntario, únicamente percibido desde fuera, lo que acrecienta la comicidad de la situación y el personaje y, por paradójico que resulte, su lado melancólico, la capacidad para conmover al lector sin sentimentalismos. Esto resulta extraño si se tiene en cuenta la reflexión de Henri Bergson de que el humor va dirigido a la inteligencia pura, requiere una anestesia temporal del corazón, mientras que la poesía tiene como meta la emotividad. La obra de Skomsvold provoca la risa y la sonrisa pero no deja de conmover, quizás porque el humor no es puro, provocador de carcajadas, sino velado por ese sinsentido que lo poetiza.

Porque hay poesía en esta obra: una que no nace de efectismos perpetrados al lenguaje, sino del lirismo de la mera acción descrita sin aderezos, de la condición y características de los personajes y lugares acertadamente escogidos: “Mentiría si dijera que no tengo la esperanza de encontrarme con el hombre sin reloj en el camino”. Es en los momentos más dramáticos donde cobra más relevancia este recurso: la narración, subjetiva per se, pues se realiza en primera persona, casi se objetiviza, se pega a la acción de tal manera que parece que la historia nos es contada por un observador externo, y con ello se hace más terrible, pues lo que perturba queda solo, sin que podamos recriminarle artificios ni mentiras.

En conclusión, ha construido Kjersti Skomsvold, con su primera novela, ganadora de diversos premios y traducida a diez idiomas, una obra que remueve inteligencia y emotividad, porque hay una parte de la vida de Mathea que no podemos achacarle a su excentricidad ni a su enfermedad y es la parte de vida que nos toca y nos espera. Una historia triste, como diría mi querido pariente, al que tendría que dar la razón. Hilarante y triste. Hermosa y triste.
















domingo, 29 de abril de 2012

Étant donnés








Agujas de pino duerme

                                               tu boca.



El río, fácilmente, te parodia.



Cruje la carne lenta.



Estallan

                           de madera, mis manos.


sábado, 14 de abril de 2012

La mesa del almuerzo

Tiene algo de autopsia
la mesa del almuerzo,
donde los hombres juegan
a tener importancia.

La precisión del corte, de la hora, del castigo
a la hija,
a la pornografía de la masticación.
La urbanidad, silencio
de tres.
                                 
Impolutos los dedos y el mantel,
su función es cubrir los genitales.
Los labios no rozan la comida,
en la boca no deben quedar restos.

Ante la mano
se interpone el metal.

lunes, 2 de abril de 2012

Maquillaje


We accept her. One of us.
"Freaks", de Tod Browning

El padre deja dicho que su hija le maquille.
Que le pinte la cara, dice. Darle vida.
Pero es otra la experta en los parecidos razonables.
Hacia atrás,
estira de la piel desde las sienes,
recubre las edades con brochazos de tierra,
explota este lunar, afrancesado
grano de belleza.
Un toque final:
sobre los ojos, el lapichero khol de los sarcófagos
y derechito al Valle de los Reyes.

Qué buen trabajo.
Parece que sonríe.

Ella, él, lleva la caja colgada de la nuca,
el maletín repleto de pinceles
que ha de abrirse allí donde se pida:
sobre la mesa, desenrolla la ley
de instrumentos estéticos, pigmentos
mataputas,
victoriana, quirúrgico
viajante a domicilio de cuchillos.
Se retransmiten películas de infancia,
serán magnánimas las guarniciones de la reina.
Y aquí no pasa nada,
o pasa en todas partes,
o podrían pasar cosas peores.

De vanidad, ella sola
se corta la cabeza.

Y el padre que baila, que pide
maquillaje, la gran nariz aséptica
del médicamente disculpable
doctor Peste.
Para obtener un resultado óptimo
se utilizan las crines de la cebra:
Déjame en paz.
Ayuda.

Y ya no saben
si son feria o son circo:
mujeres calvas de campos genocidas
exhibidas encima de carretas
(camisones y lazos, cabezas de alfiler)
o trabajadores de la pista
-mascarada completa, el magnetófono,
los gritos, los golpes, las caídas,
el maquillaje espeso, tú, payasa,
y el público muerto de la risa-.

 
De "Mortífero, ingenuo y transparente", Ed. Vitruvio, 2014