jueves, 26 de marzo de 2015

Recital en "La Tournée de las Letras"

Os invito el próximo lunes, 30 de marzo, a la nueva presentación de "Mortífero, ingenuo y transparente", esta vez dentro del ciclo "La Tournée de las Letras" que tiene lugar semanalmente en el Café La Tournée, al lado del Teatro La Latina.

Me presenta la gran poeta (y amiga) Loren Fernández:

http://lorenfernandez.blogspot.com.es/

Comenzaremos a las 20h. Aparte de poemas del libro, leeré inéditos para no cansar a los que repetís evento.

Un abrazo, y allí os espero.



viernes, 20 de marzo de 2015

Dos traiciones más


Sigo traicionando. Debajo de los intentos de traducción podéis leer los poemas en inglés.



Una postal de Cristo llevando la cruz,


círculo de Giovanni Bellini circa 1505 óleo sobre madera, es lo que
él incrusta entre el tercer y el cuarto cajetín semanal de píldoras,

para acordarse de la reposición. Su rutina con los anti-
virales es de mayor magnitud, quizá, que la de

la señora Gardner al colocar un jarrón de violetas en frente
de la pintura, cuando le pertenecía. Esta postal es sólo

una reproducción de la Pasión, no la original. Pero hemos visto
cómo la imitación y el uso diario pueden hacer de la piedad y el miedo

un utensilio casi confortable. El torso del Salvador señala
la soberana ascensión, pero su ojo ilegible se gira hacia fuera,

soltando en ti, transeúnte, una lágrima de sangre y leche.



Patrick Donelly



Jonathan


Estamos bajo el agua frente a la costa de Belize.
El agua irradia luz, aunque está oscuro,
como si hubiera caracolas luminosas
esparcidas en el fondo del océano.
No llevamos tanques de oxígeno,
pero permanecemos bajo el agua durante largos intervalos.
Buscamos el cuerpo del niño
que perdimos. Cada año crece un poco más.
El pasado diciembre abriste su mochila
y te quedaste absorta ante una caja de plástico con zanahorias.
Aunque estamos bajo el agua, oímos
una canción sintonizada en la radio de un policía.
Viene a la costa para aparcar
y comer medias noches, sus faros
se abren en abanico sobre el puerto.
Y te sostengo encerrada en mis brazos, niña de mis ojos cerrados,
danza roja de mi puño abierto.



Jeffrey McDaniel (“Chapel of Inadvertente Joy”, University of Pittsburgh Press, 2013)



A Postcard of Christ Carrying the Cross,

circle of Giovanni Bellini circa 1505 oil on wood, is what
he fits between his third and fourth weekly pill boxes,

to remind himself to reorder. His routine about the anti-
virals is of greater magnitude, maybe, than the one in which

Mrs. Gardner used to place a vase of violets in front
of the painting, when she owned it. This card’s only

a reproduction of the Passion, not the original. But we’ve seen
how imitation and daily use can make of pity and fear

an almost cozy utensil. The Savior’s torso is pointed
toward the royal climb, but his unreadable eye turns out,

loosing on you, passerby, a tear of blood and milk.


Patrick Donelly



Jonathan


We are underwater off the coast of Belize.
The water is lit up even though it’s dark
as if there are illuminated seashells
scattered on the ocean floor.
We’re not wearing oxygen tanks,
yet staying underwater for long stretches.
We are looking for the body of the boy
we lost. Each year he grows a little older.
Last December you opened his knapsack
and stuck in a plastic box of carrots.
Even though we’re underwater, we hear
a song playing over a policeman’s radio.
He comes to the shoreline to park
and eat midnight sandwiches, his headlights
fanning out across the harbor.
And I hold you close, apple of my closed eye,
red dance of my opened fist.



Jeffrey McDaniel


miércoles, 4 de marzo de 2015

Reseña de "Mortífero, ingenuo y transparente" en el blog de Loren Fernández

Espacio personal de una escritora: MARÍA SOLIS MUNUERA: ´"´MORTIFERO, INGENUO Y TRANS...:

Hace unas semanas se presentó en el Café Comercial el poemario "Mortífero, ingenuo y transparente" (ediciones Vitruvio), de María Solís Munuera. Presentación que se volvió a repetir el pasado jueves en la Casa del Libro de Madrid, ante el enorme éxito y la afluencia de público del acto anterior.

¿Y qué tiene este conjunto de poemas que ha llamado tanto la atención, que ha provocado tantas reseñas entusiastas y minuciosas? Sin duda, la gran personalidad poética de la autora: lo que escribe María Solís, aunque tiene pinceladas y ecos de grandes poetas, sobre todo americanos (la autora, además de una amplia cultura e inteligencia lectora, lee y traduce en varios idiomas), es algo que tiene un tono, un enfoque, un uso de los detalles y de las palabras que solo escucharemos en los poemas de María Solís.

Por un lado, su forma de mirar lo cotidiano, de adentrarse en mundos como el de los ácaros o la procesionaria, de reinterpretar la caza del zorro o el uso maternal de la saliva, de detectar la atracción de la muerte en una inocente escena de playa. 

Versos poderosos que van revelando su interior poco a poco, aderezados de humor y de espanto. Porque, en ocasiones, nos sorprende con imágenes siniestras, en las que el humor acentúa el horror (En el supermecado venden niñas / no más de cinco años, por favor)(El hombre que ha venido a salvarnos padece de anorexia); en otras, es un ironía casi tierna bajo el que se transparentan las sombras más tétricas (Ya es verano/porque ha caído un cuerpo en la piscina)(Mamá ha metido espejos en el pavo/Vomitaría, si estuviera vivo). La mirada lúcida sobre esa mezcla de miedo y amor, de asfixia y protección, que es la familia (-la madre, amor, higiene, catatonia-)(La precisión de la hora, del corte, del castigo a la hija,/a la pornografía de la masticación./La urbanidad, silencio/de tres) y la representación en toda su crudeza de la vida, en la que ni la ausencia de dolor (El doble del dentista me sonríe/dice que hay otra forma de cura: Sin dolor)ni la protección de la madre (Y las madres verdosas lo prohíben/pero el mar son espasmos de medusa) ni acatar las normas (Ha muerto una señora respetable./Austera, castellana,/los poros obstruidos de justicia) puede librarnos del veneno mortífero, ingenuo y transparente que flota en ese mar que es vivir, y en el que nos zambullimos con obstinación y entusiasmo, divertidos por lo mismo que de terrible tiene el juego. (...)