martes, 17 de enero de 2012

Cuando la sangre

Cuando la sangre de ella pueda convertirse
en mujeres y hombres
y su sabor le suba por dentro del cuerpo hasta la boca,
la masque y no huela el preparado de perfume
sino sus propios músculos y huesos,
entonces es la hora de cubrirle la cara
- la sangre podría rezumar desde los labios,
la nariz, las orejas, el cuero cabelludo
y el bacilo de la cabeza desollada de la virgen
mataría a los hombres de la escarcha,
aquellos de los cuerpos tremendamente puros
sin intestinos ni mierda circulante.

Cuando la sangre de ella pueda convertirse
es la hora del banquete más íntimo.

4 comentarios:

  1. Tía, qué poema más romántico. Sin sarcasmo lo digo.

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  2. Joder, qué impresión y qué bien: me encanta que un poema tenga varias lecturas, sobre todo si a mí no se me habían ocurrido. Voy a releerlo desde esa perspectiva...

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